¿PESADILLAS O TERRORES NOCTURNOS?

¿PESADILLAS O TERRORES NOCTURNOS?

“¿Qué hago cuando mi peque tiene pesadillas?” “No sé cómo calmarlo” “Intento despertarle pero no puedo” “¿Es normal que llore o grite durante la noche?”

Algunas de estas cuestiones son las que muchos padres y madres nos suelen consultar respecto al sueño de los peques. ¿Pero sabemos diferenciar lo que son pesadillas de los terrores nocturnos? A veces pensamos que estamos hablando de lo mismo cuando nos referimos a ambos conceptos, pero la realidad es, que a pesar de manifestarse de forma parecida,  son dos fenómenos del sueño totalmente distintos. Conviene tener en cuenta los siguientes aspectos para saber diferenciarlos:

  • Tanto las pesadillas como los terrores nocturnos aparecen mientras el niño está dormido, pero los terrores suelen aparecer durante el primer tercio de la noche  (la fase de sueño más profunda), y las pesadillas pueden aparecer en cualquier fase de sueño aunque son más habituales hacia el último tercio de la noche.
  • Los terrores suelen manifestarse con llanto o un grito en mitad del sueño junto a síntomas como taquicardia, sudores, respiración acelerada y signos de agitación. El niño puede llegar a incorporarse de la cama pero no suele despertarse, a pesar de tener los ojos abiertos, no ve ni oye nada de lo que ocurre a su alrededor, no responde a estimulación externa y no recordará nada al día siguiente.
  • En las pesadillas el niño suele despertarse muy asustado ya que suelen ser de contenido que supone amenaza y produce ansiedad o miedo. A diferencia de los terrores, en las pesadillas puede describir a la perfección las características de lo soñado ya que lo recordará todo. También pueden haber signos de agitación como sudores o taquicardia, y es posible que le cueste volver a conciliar el sueño.
  • Los terrores nocturnos pueden aparecer por hábitos de sueño inadecuados, falta de horas de sueño, farmacología, fiebre, o debido a estrés o malestar emocional. Suelen existir antecedentes familiares que hayan presentado terrores o sonambulismo (fenómeno que se da en la misma fase de sueño). A pesar de lo que se suele pensar, no es necesario despertar al niño/a (posiblemente le cueste mucho). Lo mejor es permanecer a su lado sin decirle nada, evitando que se pueda hacer daño. Esperar que pase el episodio y tranquilamente volver a recostarlo en su almohada.
  • Las pesadillas pueden ser síntoma de un sueño insuficiente, fármacos, sucesos que haya vivido durante el día, conflictos emocionales, estrés o trauma. No tienen relación con antecedentes familiares.  Los adultos debemos calmarles, confirmarles que solo es una pesadilla o incluso darles un objeto que les proporcione seguridad como un peluche.

Tanto las pesadillas como los terrores son característicos de la infancia, ya que el cerebro  se encuentra en pleno desarrollo, y, si no hay ninguna causa importante o que revista gravedad, cabe esperar que remitan solos. No obstante, si perduran en el tiempo, lo adecuado es consultar a un profesional que pueda evaluar el origen y ofrecer un tratamiento adecuado al menor. En este sentido, es importante saber diferenciar ambos fenómenos, ya que cada uno se abordará de forma distinta. En cualquier caso, mantener unos buenos hábitos de sueño como dormir las horas necesarias y realizar rutinas relajantes antes de dormir evitando excitarlos con ciertas actividades será un factor fundamental.

Sandra Daudí

Psicóloga Sanitaria en Psicología Camins

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