¿TE ATREVES?
A lo largo de nuestra vida nos enfrentamos a numerosos desafíos. Desde muy pequeños se nos plantean retos que tenemos que afrontar y resolver para continuar evolucionando. Puede ser una tarea escolar, una prueba deportiva, una audición de música o una entrevista de trabajo. A veces, esos retos, los vivimos como imposibles y miramos para otro lado en lugar de esforzarnos para superar la prueba. Otras veces, hacemos un tímido intento, que más allá de tener como propósito conseguir el objetivo, lo que pretendemos es demostrar, o más bien demostrarnos, que al menos lo hemos intentado, pero no hemos sido capaces. Sin embargo, en otras ocasiones, mostramos tenacidad y perseverancia. Enfocamos toda nuestra conciencia en el desafío que tenemos delante, y no paramos hasta conseguirlo. No cabe ni que decir, que el bienestar que experimentamos es supremo. Y no solo por el éxito final, sino por el propio placer que nos hace sentir el esfuerzo empleado durante el proceso. Según Mihály Csíkszentmihályi, ese estado mental que nos provoca estar inmersos en una tarea se conoce con el nombre de flujo. Durante ese estado, estamos enfocados en resolver el reto e implicados plenamente en la tarea.
Queda claro, por tanto, que estar inmersos en resolver un desafío nos lleva a un estado placentero y de bienestar. La pregunta entonces es, ¿por qué a veces nos ponemos de perfil cuando se nos presenta un desafío?
Esta conducta se observa claramente desde la infancia. Algunos niños cuando se enfrentan a un problema algo más complicado de lo que esperan reaccionan con negativa, dicen que no saben resolverlo o que no quieren, pero lo cierto es que no saben si pueden o no dar con la solución, pero prefieren no intentarlo antes de hacerlo y fracasar. Por el contrario, otros niños tienen una capacidad e superación muy alta y les nace un impulso de lanzarse sin pensar a la propuesta que se les plantea, les da igual el resultado final, porque lo que verdaderamente les atrae es el desafío en sí.
Parece claro, que la forma de actuar va a condicionar su conducta, y que los que dicen no ante una complicación van a tener más limitaciones en su aprendizaje. Una de las cosas que podemos hacer es aumentar nuestra capacidad de superación y servir como modelos a los niños. Así pues, ¿cómo podemos potenciar nuestra capacidad de superación? Os dejamos algunos consejos que nunca fallan:
- Busca una tarea que sientas que puedes resolver, pero con esfuerzo, y experimenta la sensación de bienestar que te produce.
- Recuerda esa sensación la próxima vez que te enfrentes a un desafío.
- No importa si lo resuelves o no, no podemos alcanzar el éxito en cada cosa que hacemos, pero si no lo intentas, seguro que nunca lo harás.
- Felicítate por cada vez que digas sí y te enfrentes a un reto.
- Lleva un diario de tus logros para que no olvides todo lo que has conseguido.
Sara Cantavella, directora y psicóloga de Camins