EL CÍRCULO VICIOSO DE LAS ADICCIONES

PSICOLOGIA TORRELODONES

EL CÍRCULO VICIOSO DE LAS ADICCIONES

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) la adicción es considerada como  una enfermedad cerebral la cual provoca una búsqueda y uso  compulsivo de la droga a pesar de las múltiples consecuencias negativas que tiene para la salud. Se ven afectados, con su uso crónico, tanto sistemas cerebrales como genes y se atribuye un peso crucial a la participación del  ambiente para dar lugar a las adicciones.

Se puede afirmar que el uso crónico de drogas “secuestra” al sistema de recompensa del cerebro. Pero, ¿qué función cumple este sistema? Al realizar determinadas actividades como comer o tener sexo, nuestro sistema de recompensa/motivación/placer se activa y produce una sensación  placentera que nos incita a repetir ese tipo de conductas, estas nos ayudan a conservar nuestra integridad y nuestra especie, por ejemplo, comer es sumamente importante para la obtención de energía ,ayuda al normal crecimiento y desarrollo del organismo, permite el adecuado funcionamiento del sistema inmune entro otras muchas funciones.

¿Pero qué pasa con las drogas de abuso? Algunas de ellas pueden activar este sistema de 2 a 10 veces más  que los reforzadores naturales y sus efectos pueden ser más duraderos también, pero realmente estas sustancias no cumplen ningún tipo de función vital ni a nivel de sujeto ni de especie: no ayudan a adaptarnos mejor ni a ser más fuertes ni a procrear sujetos más aptos.

Una de las consecuencias de esta utilización de sustancias es que este sistema que regula el placer reduce significativamente la sensación de satisfacción que cumplen los reforzadores naturales  y en este momento solo se activa  por la droga de abuso, por tanto, solo sentiremos este bienestar y placer con el consumo de la sustancia. Al seguir consumiendo  se produce el efecto de tolerancia, es decir, cada vez el sujeto adicto necesita más dosis para conseguir los mismos efectos. El umbral para activar este sistema de placer es muy alto, tomando la droga gran ventaja sobre los reforzadores naturales como alimento, agua, sexo…

Al igual que existe un Sistema de recompensa existe otro de castigo que también se ve alterado sufriendo cambios con este abuso, el mismo se sobreactiva para contrarrestar la actividad del sistema de placer y mantener así un balance entre ambos.

¿Y qué pasa cuando dejamos de consumir?  Cuando se evita consumir estas sustancias como en un proceso de rehabilitación, el sistema de castigo al encontrarse sobreactivado produce en el individuo síntomas desagradables,  este conjunto de síntomas conforman el llamado síndrome de abstinencia, el cual  en la mayoría de casos lleva a la recaída. Por tanto, ya no se consume para sentir placer sino para evitar la hiperreactividad del sistema de castigo y la disforia asociada a este tipo de consumo: no se consume por placer sino para evitar sentirse mal.

Algunas de estas sustancias se han utilizado desde las primeras civilizaciones por motivos medicinales o religiosos como son el tabaco, la marihuana, el alcohol, opio, cocaína… si bien es cierto que actualmente su uso primordialmente comienza siendo meramente recreativo.

¿Pero y qué pasa con las drogas lícitas? Tanto el tabaco como el alcohol no sufren el estigma de ser drogas, su uso es legal y aceptado por la sociedad, no obstante su consumo y más si es crónico, no se libra de grandes perjuicios para su consumidor. Por ejemplo, el consumo de alcohol crónico puede provocar cirrosis, demencia y enfermedad cardíaca congestiva. Del mismo modo la OMS considera al tabaco como primera causa de muerte evitable.

Es necesario ser conscientes por tanto de que las drogas lícitas son tan graves como la ilegales y su aceptación social se explica principalmente porque los estragos que provocan se van produciendo de manera más lenta que las ilícitas.

A modo de conclusión tendremos en cuenta que para evitar cualquier tipo de adicción, es importante prestar atención a la prevención  y una manera eficaz de hacerlo es tener conocimiento de cómo funciona nuestro cerebro ante el consumo, qué sistemas se alteran ante el mismo,  para así tomar conciencia del riesgo existente y que repercuta este conocimiento teórico a nivel conductual para así evitar ciertas acciones nocivas para nuestro organismo.

Lorena Ramos, equipo Camins

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