LA GOTA QUE COLMA EL VASO
¿Cuántas veces hemos tenido la sensación de que una situación en concreto hace que nos desbordemos? Y al final en ese desbordamiento resurgen emociones relacionadas con hechos que han ocurrido en el pasado. Es entonces cuando se utiliza la famosa expresión de “ha sido la gota que ha colmado el vaso”.
Normalmente, tendemos a odiar esa dichosa gota que hace que nos desbordemos. Sin embargo, no nos damos cuenta de que esa gota viene a brindarnos la oportunidad de cambiar ciertas cosas que nos están haciendo daño.
¿Y si en vez de centrar nuestra atención en esa gota, la centramos en todo lo que ha llenado nuestro vaso? El ritmo que llevamos actualmente no nos suele dar lugar a pararnos y pensar sobre como estamos. Es por ello, que en muchas ocasiones se nos van acumulando situaciones cotidianas que nos van quemando: un mal comentario por parte de un compañero, un proyecto que no ha tenido el resultado que esperábamos, una situación familiar complicada, ese plan que tanto te apetecía y que finalmente no ha salido…Y de repente, por el motivo más absurdo explotas, y empiezan a fluir un montón de emociones que no esperabas: cansancio, desilusión, tristeza, nostalgia…De primeras no solemos entender el porqué, pero si te detienes un instante, te das cuenta de que esas emociones llevan acumuladas ya un tiempo y que necesitaban salir de alguna forma.
Demos la bienvenida a las gotas que hacen que nos desbordemos, porque muchas veces la gota que colmó el vaso es la misma gota que hacía falta para promover el cambio que necesitabas.
Teresa Lamana Selva, psicóloga de Camins